domingo, 24 de enero de 2010

Zamora-Villaralbo-Zamora/Aceñas de Gijón-Pisones-Zamora


-Recorrido: Zamora-Villaralbo-Zamora/Zamora-Aceñas de Gijón-Pisones-Zamora (lo último, la marcha familiar de Bicizamora)

-Km en total: 2:26:00

-Vel. media: en Zamora-Villaralbo-Zamora hemos sacado una media de 21,07, y en la marcha familiar de Bicizamora (Zamora-Aceñas de Gijón, Pisones-Zamora) la espantosa media de 14.07

-Vel. máxima. 35.48


-Km 2010: 244,58 km

Hoy, mi padre y yo salimos a las 9:00 de la mañana del Puente de los Tres Árboles, pese a que estaba medio lloviendo, en dirección a Villaralbo, aunque habíamos decidido ir al carril bici, pero, como estaba muy mojado... Fuimos a buen paso, a 23, 24 y 25, pero lo bueno, bueno, fue cuando ya veníamos para Zamora; se nos hacía tarde, ya que a las 10:00 de la mañana teníamos que estar en la Plaza Mayor y a las 9:45 estábamos saliendo de la cirunbalación de Villaralbo. Fuimos a Zamora a entre 15 y 30 km/h, sacando una media de 21,07. Ya en el tramo recto que hay antes de la Plaza Mayor eran las 9:59 y nos faltaban 30 segundos para llegar. Mi padre parecía José Miguel Echávarri o Manolo Sáiz "quedan 30 segundos... Ahora, 20.... Ahora 10...". Fuimos todo lo rápido que pudimos hasta las Plaza Mayor (a 30, aproximadamente). Llegamos 30 segundos tarde. Para colmo, solo estaba Molina y sos dos hijos. Fueron llegando poco a poco los hermanos Ramos (Ángel y Emilio, Mili, conocido en el grupo), un padre y un hijo que yo conocía de nada, y Fernando Mesonero, presidente del club Amigos de la bici-Bicizamora. Decidimos que nos íbamos a ir a las Aceñas de Gijón o la llamada Playa de los Hippies o ye-yes. Nos bajó muchísimo la media. Hubo un momento en el que empezé a oir que algo de alguna bici rozaba contra algo. Descubrí que era yo. Nos paramos para ver qué era y empieza a sonar un ruido muy malo para los cicloturistas, básicamente, había pinchado. Menos mal que llevo "moco", una sustancia que evita que el aire se salga, por lo que me la hincharon (la rueda) y me dijeron que arrancara y fuera un buen rato deprisa. Lo hice y dejó de sonar. Lo malo es que volvió a sonar, esta vez entre un colegio que hay en la carretera de Almaraz y la cárcel, me lo volviero a hinchar, me dijeron otra vez que arrancara y fuera todo lo deprisa que pudiese, para que el moco se extendiera bien, pero no hubo manera. Así que, al final, mientras unos veían las aceñas de Pisón, mi padre y Fernando Mesonero me arreglaban el pinchazo. Mi padre me dejó su bici, con la que, al final, acabaría la marcha. Estuvimos cerca de 15 minutos esperándolos. A uno de los hermanos Ramos, Emilio, se le ocurrió decir que qué narices estaban haciendo, arreglar un pinchazo o hacer una operación a corazón abierto. Molina, que es muy previsibo, llamó a mi padre por el móvil, ya que, con lo despistado que es mi padre, seguro que no tenía, pero no le hacía falta, ya que Fernando tenía. Fuimos a verlos, para ver si "el paciente al que estaban operando a corazón abierto", estaba bien o no, y justo cuando llegábamos notros, acababan ellos. Seguios, seguimos, y nos encontramos con un pedazo de charco (el que sale en la foto, que lo estoy pasando yo, jeje). Lo pasamos de uno en uno (hubo quién lo pasó de dos en dos). Seguimos, seguimos y, al cabo de un momento, parecíamos corredores de ciclocross. Había un gran camino lleno de barro, pero barro, barro, y más de uno, en los que me incluyo, se les ocurrió la feliz idea de poner un pie en el suelo, porque sino nos caíamos. Y fuí con el pie lleno de barro hasta el final. Cuando me quité los calcetines en casa para ducharme, tenía hasta barro pegado en el pie, así que ya os podéis imaginar cómo estaba eso de barro, aunque nada comparado con las famosas competiciones de ciclocross.
Después, ya en el bosque de Valorio, vimos una escena que nos entristeció mucho: un ciervo (¡un ciervo en Zamora!) se había caído desde lo alto de un muro, se había roto las patas y, para colmo, estaba encajonado entre un coche y un bordillo. Al principio, yo creí que estaba muerto, ya que no se movía. Pero lo vi moverse. Busqué un poco de información y me dijeron que tenía las patas rotas. Molina, que es cazador y entiende de esto, decía que se tenía que estar muriendo, ya que caer desde tanta altura (más de 10 metros) tendría que estar destrozado por dentro.

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