jueves, 6 de septiembre de 2012

Zamora-El Viso-Zamora

-Recorrido: Zamora-El Viso-Zamora

-Km: 33,15

-Tiempo: 1:51:19

-Vel. media: 17,86

-Vel. máxima: 54,73

-Km 2012: 1441,96

Cada día que pasa tengo más claro que estoy loco con el deporte. Hoy he doblado sesión: por la mañana, 11,10 kilómetros corriendo en 45'01", y por la tarde, la vuelta al Viso con el grupo de las 19:00 horas de Bicizamora. Salimos José Carlos, Enrique, mi padre y un servidor. No sé por qué, pero esta vez me dieron a elegir a mí la ruta para hacer: o ir a Palomares o al Viso. Me gustaba más la última opción, así que para allí que nos fuimos. Arrancamos bastante bien, a 18-20 km/h. Cuando llegaron los caminos manteníamos los 17-18 km/h. Fueron pasando los kilómetros bastante bien. Mi padre no hacía más que decir que hoy no le apatecía montar en bici. Cuando dice eso, mal asunto y más cuando se trata de subir una cuesta como El Viso, así que había que estar atento a cómo arrancaba allí. Cuando llegamos, fuí un rato en el tramo de asfalto con todos, pero, cuando se acercaba la primera cuesta apreté el ritmo con intención de pasar la primera subida con algo de distancia, puesto que se me suele atragantar algo. Vi que iba Enrique y mi padre pegado a rueda, fue todo lo que me dio tiempo a ver cuando miré para atrás. Seguí subiendo a mi ritmo, sin cebarme pero tampoco de paseo. Volví a mirar para atrás y mi padre ya había apretado. Mal asunto, éso indicaba que seguramente me daría caza, se había venido reservando. Bueno, llegamos al tramo en el que la cuesta "flojea", bajé un par de piñones y apreté para sacarle distancia. Cuando volvió a aparecer la rampa fuerte, cambie de nuevo los dos piñones, aunque me tocaría volver a subir otro para poder ir con una buena cadencia. Mi padre seguía ahí. Cogí la última curva y vi que él estaba cerca, pero ya había distancia suficiente, tendría que haber apretado para poder cogerme y ya no iba a hacerlo. Llegué arriba y, sin parar, me di la vuelta a buscarlo mientras bajaba las pulsaciones. Lo cogí y se le veía sobrado, me podía haber ganado si hubiera querido. Esto mismo me lo ha hecho otra vez, pero aquella vez llegamos a la par. José Carlos y Enrique llegaron juntos, enseguida que mi padre. Estuvimos un poco arriba y bajamos para abajo a buen ritmo. A lo largo de la ruta, ya de vuelta, algún pique hubo.