miércoles, 14 de julio de 2010

Carbajales-Zamora


-Recorrido: Carbajales-Zamora

-Km: 36,94

Tiempo: 2:13:54

-Vel. media: 16.55
-Vel. máxima: 39.22


Ayer salí también en bici, pero, por cuestiones de tiempo, no os he podido poner la crónica, pero os pongo la de hoy, que es mucho más interesante. Como todos los años, se ha hecho la ruta en tren hasta Carbajales, cargando las bicis en un camión, y volviendo en bici. Yo no tenía muy claro el hecho de que fuera ir, pero Ángel, un compañero de fatigas, me dijo que eran menos de 40 kilómetros y, al final, me decidí a ir. Salimos a las 19:00 con el tren, con mucho retraso, ya que teníamos pensado salir 15 minutos antes. Allí dentro me pasó de todo: mi padre y Ángel no me daban más que miedo, hasta que me di cuenta, con una cosa que exageradon demasiado, de que todo era broma. Me decían que si podíamos volcar, que me tenía que poner el casco, por si acaso, que en las curvas se ponía sobre un lado... Cosas por el estilo.
Hemos ido 19/20 y algunos de ellos, en el furgón con las bicis. David fue en bici desde Zamora hasta Carbajales y volvió con nosotros. En los primeros kilómetros ya hubo una caída de Luis bastante llamativa, pero sin nigún riesgo grave. Yo fuí un buen rato rodando con Manuel Campesino, conductor de la Vuelta a España y con el que matengo una amistad por diferentes cosas: hemos coincidido en algunas marchas, nos tenemos agregados mututamente al Facebook y, además, él conoce a profesionales (de verlos en la Vuelta) con los que yo hablo en muchísimas ocasiones, y a muchos de ellos, adeás, los he entrevistado.
Fuí un buen rato el último del pelotón. Bajamos una bajada que necesitaba cierta técnica, subimos a las vías del tren (me tuvieron que ayudar con la bici) y ya no fuí yo solo el último, sino que mi padre iba conmigo. Después, andando hasta que los encontramos. Seguimos... Y otra bajada curiosa, pero ésta vez andando todos. Cuando llegué a una curva, me dio una voz Ramón y me dijo: "Alejandro, ataja por ahí". El camino estaba mil veces mejor, así que no lo dudé. Después de un rato, me pude poner en cabeza, pero me metí de nuevo un poco en el medio. Más tarde vendrían los ataques y demás. Una vez paramos y yo aproveché para ir a hacer una cosa que nadie más podía hacer por mí. Me empezaron a gastar bromas y, cuando acabé, salí coriendo, pero, como estábamos en una carretera (yo en un camino) y no vi la cuneta, metí el pie y salí volando, con la mala suerte de aterrizar con las rodillas y hacerme unas heridas increíbles. Me levanté, cogí la bici y seguí, con cierto dolor. Mientras, me iban echando agua. Al rato, me paré y me curaron, al igual que le hicieron antes a Luis. Al final, me vendaron una rodilla. Voy a parar aquí la crónica y quiero agradecer, primero, a David, Paco, José Ramón y mi padre por estar allí ayudándome y curándome, y al resto que, más tarde, me preguntó que cómo estaba.
Sigo con la crónica. Hasta que pudimos coger al resto del grupo... Parecíamos unos rezagados en una etapa del Tour intentando coger al resto del pelotón.Después, cuando paramos en una fuente, me empezó a chorrar la que no estaba vendada, pero no era sangre, sino un híbrido entre sangre y betadine. Después, tranquilos hasta Zamora.

3 comentarios:

  1. Alejandro.. esos rasguños van curtiendo, de todas formas no me vale como accidente en la bici ni herida de guerra. Estabas de pié, no sobre la bici.. así no valen.
    Os perdisteis una estupenda cena de fin de jornada

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  2. Yo intenté convencer a este socio de que fuéramos a la cena, pero tiene más miedo a los chuletones que a los pedregales. A ver si para la próxima le lío...

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  3. Bueno, si hay que ir a la cena, se va, pero luego, que cene o no, ya es otra.
    Respecto a la caída: el aguejero lo vi, pero pensé que, si me apollaba en la pared del mismo con un pie y me agarraba al suelo, podria hacer como en las salidas con tacos en atletismo, en las series, pero no hubo manera...

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