miércoles, 24 de marzo de 2010

El recorrido de la lluvia

-Recorrido: el de la lluvia

-Km: 2.800 metros (2 km 800 metros)


Fff... Si ayer llegué a casa quejándome del farler maldito, hoy llego diciendo todo lo contrario: nos ha llovido. Y es que para mi, correr y lluvia son muy compatibles, al igual que la bici y el atletismo con los 40 ºC (ya sé que para esto de la climatología soy muy raro). Como ayer salí con las mallas largas y pasé un calor increíble, hoy me llevé las cortas (bueno, como las tenía para lavar, me cogí un culote de la bici). Bajé con mi padre a coger la burra, ya que, como me imagino que sabréis los que leíais aquellas lejanas crónicas de las salidas en bici, se solía salir los miércoles. Me dijo que la sacara yo de la cochera. Cuando estaba subiendo una cuesta que hay para salir a la calle desde la cochera, me empiezan a caer gotas en las piernas. Cuando me paré, me comenzaron a caer más. Por suerte, no era mucha la lluvia que caía. Fuí subido hasta la Ciudad Deportiva; allí me bajé y cada uno nos fuimos para nuestro lado: mi padre, al puente de los Tres Árboles y yo, a esperar a Teo en las pistas. Cada vez llovía más, más... Cuando llegó Teo la lluvia ya era considerable. Nos dijo que teníamos que dar dos vueltas de 700 metros y 25 cuestas. Cuando habíamos acabado las dos vueltas, nos dijo que, como estaba lloviendo, teníamos dos opciones: o hacer una serie de 1.400 metros o cuestas. El terreno de las cuestas estaba penoso (es todo hierba de esa que cría barro en condiciones, como el de las carreras de ciclocross), por lo que cogimos hacer la serie. Como el terreno estaba lleno de charcos, en la primera vuelta nos lo tomamos tranquilo. Cuando pasamos por donde estaba Teo,nos dio que teníamos que arrear, y eso hicimos Steven, Bea y yo. Como de costumbre, pegué un hachazo y me quedé solo, pero siempre ahorrando fuerzas para el sprint. Cuando llegamos a la última recta, intenté lanzar el sprint. Llegué primero. Al menos, en los entrenamientos gano.
En una curva, como había barro de ese que resbala, me pegué un resbalón y no me caí de milagro. Las sensaciones han sido mejor que ayer (¡menos mal!), aunque esta mañana todavía tenía dolor de piernas del farler.

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