-Recorrido: Zamora-Matilla La seca-Pozoantiguo-Castronuevo-Monfarracinos-Zamora
-km: 79,74
-Tiempo: 2h51'47
-Vel. media: 27,85 km/h
-Puls. medias: 132
-Kcal: 1290
-Km 2013: 757,18
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Con Roberto en Pozoantiguo. |
Hoy hemos salido con la bici de carretera a acumular unos cuantos kilómetros. La idea era hacer sobre tres horas, de 10:00 a 13:00 horas, saliendo y llegando de la Ciudad Deportiva de Zamora. A la hora prevista salimos tres ciclistas, Alberto, mi padre y yo para acumular entre 70 y 90 kilómetros. Tras pasar todos los semáforos que teníamos hasta la zona de la Aldehuela y una vez que ya estábamos fuera de Zamora, nos pusimos a rodar a un ritmo majo. Como el aire daba en contra, me puse a rueda de Alberto y mi padre, que tiraran ellos. "Ya os daré los relevos más adelante", les comenté alguna vez. Había salido con el culote corto y la verdad es que hasta casi la primera hora llevaba las piernas algo frescas, y había que calentar bien. Cuando llevábamos un rato ya rodando vimos, a lo lejos, un tractos. ¿Qué se nos ocurrió? Pues, para evitar al aire, lanzarnos a por él. Fuimos varios kilómetros tras él, pero en un cruce nos desapareció y volvimos con el aire en contra. ¡Cómo se notaba la ayuda del tractor! Hasta Matilla poco que contar a excepción de eso. Ya en Matilla enseguida llegamos al puerto. "Tirar, ahora os cojo" nos comentó mi padre a Alberto y a mí. Pues nada, habría que picarse en el único repecho fuerte de la jornada, ¿no? Pues a sacarnos los ojos mutuamente. Empezamos a subir con mi padre algo rezagado. Alberto se vino a mi rueda. "Nada, ya está montada, llego el tercero", pensaba yo. Alberto se quedó algo rezagado y, como mi padre aún no nos había cogido, aproveché para apretar. Iba sufriendo, pero había que llegar hasta arriba. Había un tramo cuesta abajo, que aproveché para recuperar un poco las piernas. Volví a tensar algo en la cuesta arriba, cuando oigo a mi padre: "Quieto, quieto, que el puerto ya se acabó". ¡Menos mal! Qué alivio, iba sufriendo lo mío. Cuando estábamos los tres seguimos rodando. En un tramo de carretera había un ciclista a lo lejos. Pues nada, de nuevo otro pique a por él. ¡Vaya paliza hasta que lo cogimos! Me empeñé en cogerlo y había que lograrlo. Eso sí, cuando lo cogimos, cómo se agradeció que el hombre nos diera conversación y pudiéramos recuperar. El hombre resultó ser un gran historiador del mundo del ciclismo. Nos acompañó durante varios kilómetros. Toda una gozada para nosotros. Íbamos rodando a buen paso y, además, escuchando historias increíbles sobre ciclismo de hace unos años. Luego nos paramos en Castronuevo para despedirnos y aprovechar para comer la barrita. Luego, cada uno tiramos a nuestro lado. Enseguida cogimos a otro ciclista que había pasado mientras estábamos parado, que también se unió y se vino con nosotros hasta la entrada de Zamora. De allí nos volvimos a separar: Alberto, mi padre y yo hacia nuestro sitio y él para el suyo. Y, en la Ciudad Deportiva, se acabó la ruta.
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