Alberto y un servidor parados en Bermillo de Sayago, lugar donde tocó hacer el habituallamiento de la jornada. |
-Tiempo: 3h26'43"
-Vel. media: 26,14
-Km 2013: 313,47
El sábado convocamos una salida en bici de carretera para hacernos en torno a 90 kilómetros en bici de carretera para el que se quisiera unir a mi padre y a mí. El recorrido planeado a no ser que el viento o la lluvia dijeran lo contrario, era ir a Almeida y Bermillo, en la zona del Sayago zamorano. Yo tenía ya incluso la ropa de correr fuera, pero mi padre me lió y al final, como dije en un principio, salí con la bici. Al final, nos juntamos cuatro: José Ignacio, Alberto (que estrenaba bici, así andaba él) y nosotros dos. A las 10:10 nos pusimos rumbo a la zona de Sayago una vez que conseguimos superar el puente de piedra de Zamora, que poco a poco se va destrozando (da fe de ello la grieta que hay en el medio). En este inicio y hasta Almeida, el aire nos iría dando a favor. Poco a poco fuimos entrando en calor. Tras un rato rodando, mi padre y José Ignacio se ponen a tirar a buen ritmo, siempre a más de 30 km/h, manteniendo en varias ocasiones los 35 km/h. José Ignacio y yo íbamos tan tranquilos a rueda cuando dice mi compañero de rueda: "Esperar, que he pinchado". Sería la emoción de los dos de adelante, pero solo me enteré yo de que se había parado. Seguí y, cuando los cogí, les comenté lo ocurrido, nos dimos la vuelta y a emular a los mecánicos de Ferrari. Mientras José Ignacio acaba, comemos un poco y seguimos rodando. Esta vez me quedé algo frío, sobre todo en las manos (¿qué más queremos con los dos grados que había?). Al rato, volvemos a coger un buen ritmo. Pasamos por Almeida y a partir de ahí y hasta Bermillo, el viento nos daría de lado. Nada más salir del pueblo, nos toca subir un cuestorro curioso. Mi padre y Alberto tiran para adelante, yo me quedo en tierra de nadie. Al final, decido esperar a que me eche mano José Ignacio y tirar en compañía, que se haría más ameno. Conseguimos cogerles ruedas una vez que ya habían bajado el ritmo. En Bermillo de Sayago paramos a comer y a beber algo. Allí hacemos las fotos de rigor nuestras y de nuestras bicis. Luego, ya mentalizados de la paliza que nos íbamos a meter con el aire en contra, decidimos arrancar. Alberto comentaba que nos había salido mejor ir hasta Salamanca en bici y volvernos en autobús. Decidimos volvernos a Zamora en bici a relevos de un kilómetro cada uno. Como orientación, para evitar ir mirando todo el rato el cuentakilómetros, nos guiamos por los puntos kilométricos de la carretera. Aunque con algún despiste por mi parte con los puntos cuando me tocaba relevar (me pasé uno sin darme cuenta). Ya cuando estábamos casi en Zamora dejamos los relevos y volvemos a ponernos a rodar. Entramos de nuevo en la capital y nos despedimos, diciendo que para la próxima nos caen los 100.
Los mecánicos de Ferrari arreglando el pinchazo de José Ignacio. |
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