miércoles, 21 de julio de 2010

Zamora-El Viso-Villalazán-Zamora

-Recorrido: Zamora-El Viso-Villalazán-Zamora

-Km: 37,85

-Tiempo: 1:53:16

-Vel. media: 20.1

-Vel. máxima: 48.30


Hoy, como todos los miércoles, hemos salido en bici. Teníamos pensado ir al Viso para hacer algo de subida. Fuimos: David, Pedro, mi padre y yo. Salimos bastante tranquilos, la verdad. Llegando a Villaralbo ataqué, pero, como no se inmutaban, ¿para qué iba a seguir? Ya lo haría en el Viso. Llegando a otra cuesta arriba, volví a saltar, pero ésta vez con David, que me dijo: "Venga, Alejandro, vamos a subir bien". Y lo hicimos. Hasta esta cuesta solo pasó una cosa de importancia: nos salieron dos galgos, primero a David y a Molina, y, después, a Pedro y a mí, que íbamos a rueda. Al final, paramos. El dueño salió a buscar a los perros (bueno, más bien salió de su casa y les dio una voces). Nosotros seguimos hasta el sprint de dicha cuesta. Después, no nos pasó nada importante hasta que llegamos al tramo de asfalto que hay casi en la subida del Viso. Allí, mi padre se largó, David y yo aceleramos un poco y Pedro ya empezó a reservarse para no cansarse en exceso en la subida (un tío listo). Empezamos la subida: David me dice que me vaya, que no me iba a poder seguir. Metí un piñón de los de arriba, y a sufrir. Lo pasé algo mal, sobre todo en la última rampa: resoplaba mucho y, además, llegué arriba a 181 pulsaciones. Mientras llegaban David y Pedro (David llegó enseguida; Pedro tardó un poco más), yo me comí las galletas. Cuando decidimos arrancar, los allí presentes no teníamos mucha gana de bajar, yo, de hecho, fuí frenando hasta la primera curva, cosa que otras veces no hacía, yo me lanzaba a loco. En la última cogí los 45, más o menos (si no los pasé). A partir de aquí ya empezamos a darle. Fuimos hasta Villalazán subiendo el ritmo poco a poco. CUando llegó un tramo de asfalto, fuimos entre 23 km/h y 25 km/h. Pero, cuando salimos de Villaralbo y cogimos la recta que hay hasta Zamora, nos "sacamos los ojos": salieron mi padre y David a por una moto y yo, que no sabía muy bien qué hacían, si atacarme a mí o a la moto, salí a por ellos. Pues ellos quisieron seguir manteniendo el ritmo hasta Zamora, y yo, que no me corto en eso, pues a intentar seguirlos. Pero, como cada vez se me iban más, me agarré a la parte de arriba de los cuernos, me agaché (parecía un contarrelojista) y empezé a subir el ritmo hasta los 29 km/h. Después lo bajé a 28, pero, como ya se empezaba a terminar la recta, apreté todo lo que pude y llegué a los 33 km/h. Después, nos fuimos tranquilitos a casa (estábamos, como muchísimos, a un kilómetro).

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