domingo, 26 de enero de 2014

Zamora-Morales del Vino-El Cubo del Vino-Fresno de Sayago-Sobradillo de Palomares-Tardobispo-Zamora

-Recorrido: Zamora-Morales del Vino-El Cubo del Vino-Fresno de Sayago-Sobradillo de Palomares-Tardobispo-Zamora

-Km. 85,53

-Tiempo: 3h09'29"

-Vel. media: 27,08 km/h

-Puls. medias: 144

-Kcal: 1633

-Km 2014: 158,26

Ayer tocaba salida en bici de carretera. Desde Zamora salimos Carlos, Alberto, Tinín, mi padre y yo, y en Morales cogimos a Bernardo y a Juanjo. La idea era hacer una salida de unos 80 kilómetros, decidiendo dónde iríamos en Morales. Al final, optamos por irnos en dirección a El Cubo del Vino para volver por la zona de Sobradillo de Palomares. Hasta Morales del Vino fuimos a buen ritmo, manteniendo en varios tramos los 30 km/h. Una vez que estuvimos todos parecía que la cosa se había tranquilizado, pero poco duró, enseguida comenzamos de nuevo a ir subiendo el ritmo y a picarnos, lo que provocó que, al final, más de uno acabáramos con las piernas agarrotadas. En Valparaíso la cosa se complicó. Empezamos a subir y, claro, enseguida comenzamos con los piques. Alberto, Tinín y yo nos fuimos  juntos, con mi padre a unos metros. Tinín, siguiendo su estrategia, nos fue friendo poco a poco para, al final, darnos un cambio de ritmo. La subida se me pasó rápida, aunque son unos tres kilómetros, pero sufrí todo lo que quise. Desde ahí la cosa se volvió a tranquilizar algo, aunque enseguida se volvió a rodar rápido. Paramos a comer algo pasado Peñausende y a partir de ahí y hasta Zamora llegó mi calvario particular. Poco a poco las piernas empezaban a achacar los esfuerzos que había hecho anteriormente. Ya pasado Pueblica de Campeán llevaba las piernas destrozadas, y realmente me costó un triunfo alcanzar al resto de compañeros. Menos mal que mi padre se quedó conmigo y llevaba compañía. Una vez que conseguí contactar con ellos y bebí algo de agua, las piernas mejoraron bastante, aunque no llevaba el cuerpo para grandes esfuerzos. Al final, una buen mañana de bicicleta. Eso sí, en el rodaje largo de esta mañana corriendo llevaba las piernas cargadas de ayer.

sábado, 11 de enero de 2014

Zamora-Peñausende-Morales del Vino-Zamora

-Recorrido: Zamora-Peñausende-Morales del Vino-Zamora

-Km: 72,73

-Tiempo: 2h59'34

-Vel. media: 24,30

-Puls. medias: 135

-Kcal: 1481

Antes de nada, reconocer que he tenido bastante dejado el blog, lo que no quiere decir que haya dejado la bici. Desde la última salida que publiqué, la Senda del Duero, he seguido saliendo hasta noviembre con la bici de carretera salvo un día que fuimos con la de montaña y el año pasado lo acabé con menos de 3000 kilómetros, exactamente 2868 con algún decimal, que no está mal teniendo en cuenta que de seguido solo salgo en el mes de parón del atletismo.
Hoy primera salida del año con Carlos, Pablo, mi padre y la presencia durante gran parte de la ruta del frío, que se empeña querer acompañarnos en las rutas en bicicleta sin que nadie le invite. Arrancamos de Zamora a las 9:30 con niebla y frío. Nuestra intención era ir a rodar por la zona de Peñausende y alrededores. Durante varios kilómetros fuimos rodando con la desagradable presencia de la niebla pero, ya cuando estábamos relativamente cerca de Peñausende la niebla empezó a desaparecer y dio paso al sol y, con él, algo de calor, que agradecimos, más que nada porque, en mi caso, estaba ya dudando si mis manos existían o había pegado los guantes a los brazos. El cuerpo se fue calentando y, con eso, el hecho de pedalear se volvió mucho más agradable con esa temperatura. A la salida de Peñausende paramos a comer algo. Parecía que el cuerpo iba retomando su temperatura. Dado que parecía (solo parecía) que íbamos a tener suerte con el tiempo, decidimos seguir por donde habíamos planeado. Seguimos rodando a unos buenos ritmos, pero toda nuestra suerte cambió cuando pasamos El Cubo. Bajando por Valparaíso todo se nos torció y a la niebla le dio por volver a aparecer. Entre los primeros kilómetros con niebla y estos últimos, me hubiera quedado con los primeros, ahora sí que ya no sabía si tenía manos. ¡Qué frío hacía! Según iban pasando los kilómetros la niebla era cada vez más cerrada y la sensación de estar congelados iba también en aumento. Fuimos rodando como buenamente podíamos, unos ratos más rápido y otros más lento, hasta que llegamos a Zamora. Entramos por el puente de piedra de la capital, y, siendo sincero y repitiendo lo de antes, sabía que tenía manos porque los guantes no se me habían caído por el camino y porque sentía el manillar. Al final hemos acabado con una buena salida en bicicleta para comenzar la temporada de carretera. Éso sí, a ver si en la próximo pasamos algo más de calor...